Las escuelas rurales hacen posible el derecho a la educación en los rincones más recónditos de Gran Canaria y sus profesionales, mayoritariamente mujeres, enseñan a menores de distintas edades y niveles académicos al tiempo que hacen de sus aulas lugares de encuentro y dinamización de la vida social de los pueblos y entidades de población más alejadas y dispesas, por lo que el Cabildo de Gran Canaria y AIDER Gran Canaria han decidido homenajear este año a las maestras rurales con motivo del Día de las Mujeres Rurales.
El acto, celebrado en el Patio del Cabildo, estuvo presidido por Antonio Morales y contó con la participación de los seis colectivos de escuelas rurales (CER) de la isla, es decir, los de Santa Brígida-San Mateo, Firgas, Guía-Gáldar-Agaete, Ingenio-Agüimes, Telde-Valsequillo y Moya, que recibieron una escultura y un diploma conmemorativo. Algunas de las maestras participan en el corto documental proyectado en el evento, que cerró con la actuación musical de Tacande.
Antonio Morales resaltó que “las escuelas rurales han conservado nuestros campos tanto como la lluvia, con la particularidad que a veces el agua nos faltaba y las maestras y algunos maestros, siempre estaban allí a lomos de mula, a caballo cuando podían, o andando largos kilómetros hasta acceder a los rincones más alejados de esta hermosa isla que abunda en barrancos, lomos y laderas.”
“Las escuelas rurales han permitido, durante decenios, que las familias pudieran permanecer junto a los cultivos, cerca de los frutales o cuidando al ganado porque sus hijos tenían un lugar donde recibir, por lo menos, las primeras reglas y las primeras letras. Las escuelas rurales se han pegado al terreno tanto que han formado parte de la cultura popular y nos han permitido conservar y transmitir tradiciones y conocimientos conservados durante siglos”, añadió el presidente.
También tomaron la palabra María Nebot y Miguel Hidalgo, consejeros insulares de Igualdad y Soberanía Alimentaria, además de Serafina Suárez, presidenta de AIDER Gran Canaria. Nebot resaltó la función social y los servicios a las comunidades que prestan estas docentes, convirtiendo sus centros en lugares de encuentro y convivencia de los barrios. Miguel Hidalgo, por su parte, hizo hincapié en el papel de las mujeres del entorno rural que son mucho más que las dedicadas a la agricultura, dijo. Serafina resaltó el poder transformador de la escuela rural y de sus referentes, las maestras y maestros, agradeciendo la enorme contribución cultural y emocional que aportan y han aportado a nuestro medio rural.
Las maestras subrayaron las virtudes de las escuelas rurales, los espacios de convivencia y aprendizaje generados entre alumnado de distintas edades pero también con las familias y el conjunto de los barrios, normalmente dispersos, que se reúnen cada día en torno a la escuela. Valoraron también las oportunidades educativas que ofrecen el entorno, la naturaleza y las explotaciones agropecuarias, más allá de los libros de texto y las paredes de las aulas.
Las docentes tampoco ocultaron las dificultades del día a día de su trabajo. Recordaron la soledad del profesorado, que debe asumir todas las funciones de gestión, sin apoyo administrativo ni de mantenimiento. Resaltaron también las limitaciones para acceder a información y recursos a través de las nuevas tecnologías, por la escasa o nula cobertura de las zonas en las que se ubican.
Corto homenaje